14 de febrero de 2009

Encendido

pues se respira el aire estúpido




desde el rincón de la concentración
de las sentencias
aliento mediocre de exigencias
que bufan.



- Sonó mientras estaba en el banco. No atendí.
- Me dejaron cinco mensajes.
- Entonces, aún no hemos vuelto.
- Nos vemos allá.
(Risas)



No permitiré que licúen mi cabeza.
Yo voy a licuar la suya, señor.

No hay comentarios: