29 de marzo de 2009

Exigencias


Al despertarse Gregor Samsa una mañana, después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto.*



- Entonces, la realidad hipermoderna vampirizó mi mundo y no me dio respiro.


* Kafka, F., Die Verwandlung.

13 de marzo de 2009

Van Hutten tenía razón

Jesús era como ustedes y como yo. Tenía huellas digitales y cuando caminaba dejaba la marca de su pie en la tierra...Necesitaba respirar. Necesitaba comer. Necesitaba dormir. Se reía. Podía hacer el amor con una mujer: tal vez hasta lo hizo. De su espalda brotaba sangre cuando lo torturaron, no metáforas o parábolas.

- Sin embargo, en la literatura fantástica los personajes deben ser comunes para que el efecto de lo inexplicable se destaque, sorprenda. Un Cristo maravilloso no produciría identificación y se podría explicar sólo desde el mito. Quizás por eso el cristianismo aún se mantiene.




... la inocente manzana... Fruta que, de hecho, no existió en ninguno de los dos casos. Es bastante improbable, por no decir ridículo, que Newton necesitara la caída de una manzana sobre su cabeza para descubrir la gravitación universal; le bastaba con que el Sol y la Luna no se cayeran.

- Sí, pero volvemos a la idea de la sal literaria como condimento de venta y difusión.

... En cuanto al árbol del Paraíso, en ninguna parte de este libro dice que ese árbol haya sido manzano. ¿El Bien y el Mal? El Bien y el Mal son más o menos la misma cosa, operando en distinta dirección... Supongo que hasta usted, de chico, rezaba el Padrenuestro. Muy bien, la traducción latina de esa plegaria dice: Et ne nos inducas in tentationen. No nos induzcas, o lo que es igual: no nos tientes. Los cristianos... hemos venido pidiéndole a Dios que no nos tiente. Que Él no nos tiente. En cierto modo, es aterrador. Todo el problema del Bien y el Mal se reduce a cómo interpretamos esa frase abismal...

- La importancia de saber lo que decimos es un signo más de nuestra libertad.



Castillo, A., El evangelio según Van Hutten.

Lexia en Ruinas



Otro juego del desconocimiento interior.

Otro saludo al yo indetenido. Veloz.


El propósito ya no era imposible,
había sido soñado.
Quería soñar un hombre...
pero
despertó.


Silencio

1 de marzo de 2009

Glosas o el proletario de los dioses

Los dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra vlvía a caer pr su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.



- Sobre todo cuando la respuesta del "para qué" produce náuseas.



...Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su pasión por la vida le valieron ese suplicio indecible en el cual todo el ser se dedica a no rematar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. Nada nos dicen sobre Sísifo en los infiernos. Los mitos están hechos para que la imaginación los anime.




- Se los apropie y los reviva. ¿Acaso no lo hacen las religiones?



En el caso de éste, vemos solamente todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, empujarla y ayudarla a subir por una pendiente cien veces recomenzada; vemos el rostro crispado, la mejilla pegada contra la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de greda, un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra.



- ¿Es necesario un espejo?



Al final de este prolongado esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, llega a la meta. Sísifo contempla entonces cómo la piedra rueda en unos instantes hacia ese mundo inferior del que habrá de volver a subirla a las cumbres. Y regresa al llano.



- ¿Podemos llamarlo "cíclico" para no emplear la palabra "eterno"? Pues la cacofonía de cíclico hace cíclica la palabra.



No hay sol sin sombra, y es menester conocer la noche. El hombre absurdo dice sí y su esfuerzo no cesará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior o al menos no hay sino uno, que juzga fatal y despreciable... Sabe que es dueño de sus días... Así, persuadido del origen plenamente humano de cuanto es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.




- Por eso, aprendí a tallarla en la marcha.



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Algunas glosas visuales sobre
Camus, A., El mito de Sísifo.